miércoles, 14 de enero de 2009

Hoy es un día especial para mí. A ver si consigo transformar en palabras todo lo que pasa por mi mente, aunque yo siempre he sido más de números que de letras.
En la vida de cada uno de nosotros hay gente que por alguna extraña razón nosotros consideramos especial. Personas que llegan a nuestra vida (o que siempre han estado en ella) y que un día te das cuenta de que no sabes porqué pero le tienes un especial aprecio. En mi caso, una de esas personas era mi tío Paco. En realidad yo no solía hablar mucho de él, ni siquiera hablaba mucho con él. Analizada friamente, nuestra relación era apenas existente, pero eso no importaba (al menos a mí no me importaba, y creo que a él tampoco). Desde que era pequeño, siempre me han dicho que él era a quien más me parecía de la familia (no por el físico, sino por el caracter), luego a los quince compartimos cuarto durante unos meses. Por algún extraño motivo, que desconozco, siempre me produjo una gran admiración. Esta madrugada ha fallecido y como pasa en estos casos, su muerte lo convierte en leyenda. Desde aquí quiero convertir esta entrada en mi pequeño homenaje a alguien tan especial como él fue. Descansa en Paz Paco, siempre vendrás conmigo.

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