Tras el criticable espectáculo que significó la temporada pasada cada partido Madrid-Barça, me había propuesto no volver a ver ninguno más.Como siempre, uno se pliega a los deseos de la prole, y puesto que mi hijo quería verlo, allí que nos colocamos ambos frente a nuestra Samsung a "disfrutar" del espectáculo. Y, oh sorpresa, sorpresa, resulta que esta vez si, los jugadores de ambos equipos se limitaron a jugar al futbol y dejaron de lado las malas artes, provocaciones, desmayos subitos y demás historias en que se habían entretenido hasta no hace mucho. Así que finalmente, si que disfrutamos viendo un partido que por lo demás ganó el que mejor jugó o el que menos miedo a perder tuvo.









